La violencia obstétrica que viví en mi primer parto

Soy una de tantas mujeres que han sufrido violencia obstétrica. Lo viví en mi primer parto, en su mayoría con los ginecólogos hombres, pero también recibí muy mal trato de parte de las enfermeras. Subestimaron mi inteligencia, me hicieron muchos comentarios de “no sabes nada”, “tú no puedes tomar ninguna decisión”, “no puedes opinar ahorita”. Esa actitud condescendiente de un médico hacia su paciente no debería de suceder, pero tristemente es una realidad, y es bastante común, en especial en los hospitales públicos. Más triste todavía en mi caso, ya que mi parto fue en un hospital privado.


Desde el principio estaba muy nerviosa, algo que es normal con cualquier mamá primeriza. Y el ambiente que se generó por los médicos, detonó mucho más mis nervios. Mi plan de parto era que naciera natural, una experiencia que realmente quería vivir. No sucedió, y claro que entiendo que a veces no se puede y ni modo. La salud de mi bebé y la mía van primero. Entendí que tenía que ser cesárea porque mi niño venía enredado con el cordón umbilical. Aún así, la manera de tratarme no fue la adecuada; la esperada. Me metieron una sonda que no tenían porqué haber hecho. Entraban y salían personas, sin decirme nada. Ni siquiera un saludo.


Ya en el parto sentí una falta de respeto, pues podía escuchar a los doctores platicando, cuchicheando que si la tanda, que la fiesta, riéndose… no fue un momento profesional y digno. Me hicieron sentir muy incómoda, casi invisible.


Las políticas del hospital no dejaron que me dieran a mi bebé luego luego, pasó mucho tiempo para que me lo entregaran. Se olvidaron de mí; de la parte humana. Ya cuando por fin me dan a mi bebé, empecé a llorar. Muchos sentimientos encontrados, y la enfermera en turno se burló de mi llanto. Literal me preguntó que porqué estaba llorando en un tono hasta despectivo. Los dos días que estuve en el hospital minimizaron mi dolor. Me decían que era algo pasajero, que el dolor era normal, pero nunca me dieron alguna medicina para aliviarlo. Encima de todo, la herida de la cesárea se me infectó por los malos cuidados que recibí.


Esta experiencia me hizo darme cuenta que sí tengo voz, pero sobre todo que tengo derechos. Ese día que debería ser el día más mágico y emocionante, me dejó los peores recuerdos.


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#MujeresRompiendoEstigmas

Proyecto en colaboración con Ferox MX

Retrato por Quique Motte


Esta historia es de:

Monsterrat Vásquez

22 años

Mamá

Pame Clynes