Los papás también pueden llevar a sus hijas al ginecólogo

Así como lo fue mi mamá, mi papá también fue un pilar muy importante cuando me diagnosticaron. Para los que conocen mi historia, saben que me fui a Estados Unidos a recibir los tratamientos para la vulvodinia, y fue mi papá al que le tocó acompañarme al ginecólogo. Mis papás están separados, y por dos años mi mamá estuvo al pie del cañón en México con todo este difícil proceso de encontrar la respuesta sobre mi dolor crónico. Cuando decidí buscar ayuda fuera de mi país, me fui a Miami porque mi papá estaba viviendo allá en ese momento. Por lo que él fue quien me llevó a todas mis citas, quien estuvo presente en todos mis tratamientos, así como con el apoyo emocional de lo que yo estaba viviendo.

En algún momento llegaron a preguntarme si no me daba pena, o si me sentía incómoda de hablar de esto con él. Me acuerdo que hasta las mismas enfermeras se sorprendieron de ver a un papá con su hija en el consultorio, pues no es nada común. La respuesta es NO, no me da pena. De hecho, todo lo contrario. Estoy muy agradecida que tengo un papá con el que pueda expresar estos temas abiertamente. Como niñas, estamos acostumbradas a que las mamás son las que nos acompañan al ginecólogo porque es un tema de “mujeres”. Estamos acostumbradas (si es que se habla), a platicar de menstruación o de sexo, sólo con nuestras mamás porque es tema de “mujeres”, y viceversa con los niños y sus papás.

Tuve la suerte de que en mi casa estos temas nunca fueron tabú. Cuando mis papás estaban casados, mi papá era el que iba al super todas las semana, y mi hermano lo acompañaba. Por lo que cada mes me tenían que comprar mis toallas femeninas. Nunca fue un issue para mí, tal cual era como si les pidiera que me compraran shampoo o crema para el cuerpo.

Últimamente me he puesto a pensar en otros núcleos familiares, donde no hay una mamá o una figura femenina/materna presente. Familias de dos papás educando a niñas, o tal vez hay un tío, un abuelo, o hasta un amigo que juega un rol muy importante en la vida de una niña. Si una hija llega a preguntar sobre estos temas de “mujeres” cuando no hay una figura materna presente, ¿por qué no podría apoyarse en el/los hombres que forman parte de su vida?

Lo que más deseo en un futuro no tan lejano es que el hombre pueda hablar naturalmente de la menstruación con su hija(s), sobre todo si ella(s) se lo pregunta. Que los papás puedan hablar abiertamente de vulvas, vaginas, sexo positivo, placer femenino, etc, sin juicio y sin vergüenza. En especial sin los estándares de género que nos definen socialmente. Lo que más importa es hacerlo con amor, y con el enfoque de educar e informar, como cualquier papá o mamá lo hace, ya sea juntos o separados, por el bien de sus hijos.

Pame Clynes