El anonimato es 100% válido

Voy a hablar ahorita de #MeTooMéxico, aunque me desvíe un poco del tema de la Vulvodinia, creo que es importante decirlo. Me sorprende y me da mucho coraje cada vez que escucho a una persona, en especial mujer, decir que no está de acuerdo con el anonimato de las denunciantes de violencia y abuso sexual. Honestamente no sé de dónde viene esta creencia, pues mi cabeza no le encuentra lógica a que alguien piense en que como una denunciante no da su nombre entonces pierde su valor, o su credibilidad. Por favor no se confundan: las denuncias son confidenciales, y son completamente válidas.

La confidencialidad le da a una persona la libertad crítica para decir la verdad, sin juicios, sin interrupciones, sin agresiones. La confidencialidad les permite tener un espacio más seguro para usar su voz. Un lugar donde ya no tienen que contemplar si enfrentar el estigma, el miedo, o el victimblaming, supera el bien que pueden hacer por sí mismos y por los demás. Razón justa por la que los programas de alcohólicos y drogadictos anónimos, se mantienen, en efecto, en el anonimato de las personas, así como de las familias de estas.

¿Por qué como sociedad tenemos que presionar, y peor aún regañar, para que las víctimas den su nombre? A mi manera de verlo, lo único que ocasiona esto es el despego al enfoque de lo que realmente importa en esta situación: la narrativa propia. Les estamos quitando prioridad a las palabras que están dando lugar a poner más atención a la corrupción social en la que vivimos.

Oprah, claramente lo explica muy bien en su discurso de apoyo hacia Wade Johnson y James Safechuck, los hombres que acusan a Michael Jackson de abuso sexual. Ella mencionó que este momento trasciende a MJ, va mucho más allá de él, de una sola persona. "Este es un momento en el tiempo que nos permite ver esta corrupción social que es como un flagelo para la humanidad".

No olvidemos que no hay “una forma correcta”, o única de ser un sobreviviente

Todos sanamos de maneras distintas, y tenemos la libertad de hacerlo como mejor sea conveniente en cada momento del proceso. Es nuestra responsabilidad demostrar respeto hacia estas mujeres y hombres, víctimas de violación de sus derechos, que nos están invitando a ser parte de su dolor, a entenderlo, a analizarlo. Nos están dando una entrada a una parte íntima de su cuerpo y de su alma. A lo que se rompió dentro de ellos y que no saben cómo reparar.

No olvidemos en dónde vivimos

No olvidemos que vivimos en un país machista, misógino y feminicida. Donde a las víctimas se les priva de justicia. No es fácil denunciar cuando sabemos del trato misógino que enfrentan las mujeres, lo que en la mayoría de los casos logra no acudir ante la autoridad de forma inmediata. Yo, Pame Clynes, no me puedo ni imaginar lo que ha de ser ir al Ministerio Público en este país a declarar.

Nadie lo pudo decir mejor que Juan Pablo Becerra-Acosta, subdirector del Milenio. “¿Dónde creen que estamos? ¿En el idílico país de las amazonas, donde todas están protegidas y ninguna es acosada, hostigada, abusada, violada, desfigurada, comerciada sexualmente, descuartizada, ejecutada?”.

No olvidemos que los números no mienten

No hay que olvidar la realidad de las cifras, los números, y los datos que alarman esta problemática, la cual se enfrenta todos los días a la falta de investigación, de interés y de recursos. 1 de cada 3 mujeres a nivel global, ha experimentado violencia sexual (física y/o emocional) en su vida.

No olvidemos del privilegio masculino

No es fácil denunciar en una cultura donde se le da más credibilidad al hombre. No es fácil denunciar en una cultura donde a la mujer se le ve como a una “puta”.

Acabo de ver el documental Audrie and Daisy en Netflix, que cuenta la historia de dos niñas adolescentes que sufrieron de abuso sexual y public shaming por sus compañeros y “amigos” de la escuela. Pongo amigos entre comillas porque no creo que un amigo sea capaz de hacer daño a otro amigo. Estos niños salieron impunes pues eran los “héroes del pueblo”: el capitán o quarterback del equipo de futbol americano, o el hijo del jefe de policía, o el hijo del director de la escuela. Las niñas, claro, eran las “don nadie” y zorras que nadie les creyó. Una de ellas se acabó mudando de ciudad y la otra acabó suicidándose.

No olvidemos de la impunidad

No olvidemos que las leyes no lo abordan. El 95% de los violadores en México salen impunes de una denuncia penal. Les platico otra historia de una persona muy cercana sobre un hombre que violó a una mujer. La familia del hombre pagó 5 millones de pesos para sacarlo de la cárcel, y a la mujer se le tachó de zorra, borracha, mentirosa… El pan de cada día.

No olvidemos de la falta de conciencia y educación sobre el tema

Las personas más inteligentes no son “sabelotodos”. Las personas más inteligentes son las que nunca dejan de aprender.

No olvidemos que las redes sociales también son plataformas de apoyo

Realizar una denuncia es un desahogo, es un warning a otras mujeres, es visibilizar la situación, es hacer red de apoyo, es ofrecer la apertura para hablar.

No olvidemos que NO se tiene que separar al hombre del arte

Somos lo que hacemos y nuestras acciones traen consecuencias.

No olvidemos que muchos no estamos en esa situación

Pero sobretodo NUNCA olvidemos que MUCHOS podríamos estar en esa situación cualquier día, cualquier hora, cualquier segundo.

No olvidemos que la empatía nos hace ser mejores seres humanos

Aunque suene como cliché, o como disco rayado, pero nunca sabes hasta que te pasa. Y, nadie estamos exentos, en especial las mujeres. “El anonimato es por la vulnerabilidad de la persona, el confrontar la situación ante todos, el aceptar haber sido víctima y muchas otras cosas que psicológicamente son un reto. Una denuncia anónima NO es cobardía. “ Chantal Escartin, @soymamafeminista

¡No olvidemos!

Estén de acuerdo conmigo o no, los invito a que simplemente no olvidemos.