Mujer: tienes derecho a estar de luto y vivir el duelo por un aborto

Tabú universal, estigma, vergüenza, shock, negación total, enojo, tristeza, rabia, culpa, soledad, salud, aislamiento, depresión… son algunas de las palabras que se me vienen a la mente cuando pienso en el aborto. Cualquier tipo de aborto. Cuando me imagino a una mujer desechando coágulos y restos embrionarios sola en un baño, cuando me imagino a una mujer embarazada que le acaban de dar la noticia que su bebé murió adentro de ella y lo tiene que parir, y cuando me imagino a una mujer dividida entre tomar o no una decisión (100% válida) que le va a cambiar la vida; la decisión de abortar voluntariamente. Estos tres escenarios ocurren todos los días. Estos tres escenarios le ocurren o pueden ocurrirle a la mitad de la población. Estos tres escenarios están en la boca política patriarcal y en la opinión moral ignorante de muchas personas, pero en completo silencio de las que realmente lo viven. Estos tres escenarios se dividen en dos partes: en las mujeres privilegiadas que tenemos acceso seguro a la salud, y en las que no lo tienen. Estos tres escenarios son el secreto oscuro y profundo de muchas mujeres como lo dijo Uma Thurman en el ensayo personal que escribió sobre su aborto.

Independientemente que sea un aborto espontáneo (pérdida antes de las 20 semanas del embarazo), una muerte fetal (pérdida después de las 20 semanas de gestación) o una interrupción del embarazo (cuando es inducido por un médico), el duelo por la pérdida, mas el dolor -tanto físico como emocional- que va de la mano, queda invisible aunque no excluye que sea menos real que una muerte humana. No significa que una pueda dejarlo ir rápidamente y move on como si nada hubiera pasado. Sin embargo, esa es la salida que el mundo nos ofrece. No existe tarjeta de Hallmark que dice it’s okay to grief your miscarriage, it’s okay to grief your abortion. Aprendimos a callarlo por la ley. A enterrarlo por el juicio. Y que la vida siga.

Por ser el mes de la mujer hablo de este tema tan sensible porque tenemos que empezar a hablar de lo que significa perder un bebé así. Me refiero a hablarlo desde las historias reales, desde todas sus capas traumáticas, desde lo raw que no se conoce y lo que significa experimentar una pérdida que “debes” mantener en secreto. Significa entrar en completo estado de shock que a momentos no recuerdas que te pasó a ti. Significa sentir un gran enojo con tu doctor. Significa no poder sentarte a comer a lado de tu amiga que está embarazada. Significa sentir un dolor pélvico punzante que detona el recuerdo. Significa un deterioro en tu salud mental. Significa ir a terapia. Significa sentir que tu cuerpo te fracasó. Significa no poder celebrar un baby shower. Significa contener las lágrimas al ver a un bebé en la calle. Significa tolerar los side effects de los antidepresivos. Significa no poder ver a tu pareja con los mismos ojos por un tiempo. Significa que por un momento se muere el deseo de ser mamá. Significa un trauma de la vida. Por lo que significa vivir un duelo.

Cuando varias actrices de Hollywood empezaron a compartir sus historias personales sobre sus abortos de pronto el mundo entero se volvió experto en el tema. En especial algunos hombres una vez más opinando de lo que no saben. De lo que no se atreven ni a preguntar. De lo que los hace sordos selectivos, pero sí muy dispuestos a verborrear sobre lo que no conocen. Les cuento lo que me pasó con un hombre en específico. Un comediante gringo muy famoso al que antes le tenía respeto: Bill Burr. En su último especial de Netflix aborda el tema del aborto confesando que supuestamente tiene sentimientos encontrados al respecto. Por un lado dice que apoya a la mujer porque es su cuerpo, por lo tanto su decisión #ProChoice. Hasta ahí todo bien hasta que cambia su discurso diciendo que al final del día abortar es matar a un bebé. Ahí me mató a mí. No por lo que diga la ciencia, no por lo que diga la religión, no por lo que digan los movimientos anti aborto, no por lo que diga la ley, no por la controversia global. Me mata por algo mucho más individual que todo el clima político sociocultural sobre si el aborto debe ser legal o no. Me mata porque Bill Burr y todos los que piensan así nunca se han cuestionado en su diminuto cerebro cavernícola, de verdad, nunca se han puesto a pensar que para nosotras las mujeres también existe, y es muy real, el sentir que estamos matando un bebé; a nuestro bebé. Se te rompe el corazón en mil pedazos. Nosotras nos enteramos primero del embarazo, por lo tanto nosotras lo pensamos primero. En nuestros cuerpos se está creando vida cada segundo que pasa. Hombres, ¿tienen ustedes alguna idea de lo difícil que es tomar esa decisión? Ustedes realmente creen que tomar esa decisión es tan fácil como lo que una decide desayunar un domingo cualquiera. No tienen ni idea el sentimiento de culpa que nos da a las mujeres sólo con pensar por un segundo no querer tener un bebé por las razones y circunstancias que sean. Ahora imagínense el estrés emocional para las que deciden hacerlo, aunque el abortar haya sido la mejor decisión que han tomado en su vida. Imagínense la montaña rusa de culpabilidad de las que pierden al bebé días antes de querer abortarlo. Es como si la naturaleza tomara la decisión por una, pero igual, es inevitable sentirse culpable cuando las opiniones externas tienen más validez que tu propia voz.

Personalmente creo que el término “pro-life” está bañado en una tina de hipocresía. Los que se dicen ser pro vida o anti aborto, en su mayoría son racistas, intolerantes, homofóbicos, transfóbicos… Además no puedes ser pro vida cuando la vida de tan solo una mujer está en riesgo. Y para que quede claro, una persona no se convierte “pro-life” por una demanda y movimiento colectivo, una nace siendo pro-choice por la naturaleza individual y colectiva de ejercer la autonomía y los derechos humanos de cada mujer. Las diferencias entre una y otra radican en la educación.

Para todas aquellas mujeres que han pasado por esto en silencio, sin la oportunidad de dejarse sentir por la pérdida, y para las que están pasando ahorita por una depresión severa, juntas podemos vivir el duelo de un aborto como se debe. ¿Cómo? Empezando por aceptarlo y a reconocerlo como tal entre nosotras. Mas adelante el mundo nos copiará.

Con cariño,

Pame Clynes

Pame Clynes