Mental Illness : aprendiendo a lidiar con la recuperación

Como apenas estoy empezando el proceso de la recuperación, me falta mucho por aprender. Aunque ya me sienta mejor físicamente, a veces todavía me siento un poco frágil emocionalmente, pero sí puedo compartirles sobre mi progreso y cómo estoy lidiando día a día con mi salud mental. Entre más lo hablemos, es más fácil entenderlo.

La recuperación no es lo mismo que una cura. La recuperación de una enfermedad mental es llegar a un estado en donde puedes volver a crear una vida con sentido, con propósito, con esperanza, con sueños, con deseos, con resiliencia, con autoestima, con aprendizaje y con relaciones sanas. You will find joy again! Te lo prometo.

Antes de empezar me gustaría recalcar que cuando estaba esperando a que los antidepresivos y los ansiolíticos hicieran su trabajo, yo creía que jamás me iba a recuperar. Nunca pensé que ya estaría del otro lado, viva para contar mi experiencia. Por lo que entiendo perfecto si estás leyendo esto, y todavía no te sientes lista o identificada para procesar esta información, no te preocupes, que sepas que algún día lo estarás si decides tratarlo con lo mejor que sea para ti, pero de la mano de un especialista. Es importante reconocer que la recuperación es posible, aunque por el momento no lo creas.

Bueno, ahora si entremos al tema de la recuperación. Hice una lista de lo que he aprendido hasta ahora, y me gustaría compartirla con la esperanza de que sea de gran ayuda para alguien que está batallando con el proceso.

  1. Las enfermedades mentales afectan cada aspecto de nuestras vidas, por lo que sanar es mucho más que sólo los síntomas. Todo está conectado. Requiere de observarte con mucha atención. Requiere un monitoreo constante de tu salud en general. No es nada fácil, pues te reta a ser valiente y a tomar acción cuando ya estés lista para pedir ayuda.

2. Para mí fue importante aceptar que la recuperación no es todo rosa con unicornios y arcoíris. Es normal que haya ups and downs. Es normal sentirse en una montaña rusa emocional. Hay que entender que los pensamientos son sólo pensamientos, pero no es nada fácil. Todavía tengo días malos, días que no quiero hacer nada, días que no quiero hablar con nadie, y se vale. Es parte del proceso porque éste no es lineal.

3. Tiempo al tiempo. Requiere de tiempo, de paciencia y de trabajo. Pasé muchos meses sin notar un cambio positivo y fue muy frustrante. Sólo pensaba: “en qué momento me iba a sentir aunque sea un poquito mejor.” Sí, a veces toma más tiempo de lo que una espera, por lo que hay que enfocarse en one step at a time. ¡Eso me funciona muy bien!

4. Cada día estoy aprendiendo algo nuevo, y lo uso para hacer los cambios que sean necesarios. A veces los cambios son drásticos, y claro que duelen, otras veces son pequeños ajustes. Lo importante es saber cuáles son tus prioridades y en base a eso hacer el cambio necesario. A mí me sirvió hacer una lista de las cosas que son realmente genuinas en mi vida y enfocarme en alimentar eso.

5. Baby steps diarios. Cuando estaba muy mal no podía pararme de la cama, mi cuarto se quedaba oscuro todo el día, no comía casa nada, no me bañaba… El hecho de que hoy pueda tender mi cama con gusto es un paso enorme. Si hoy sólo te pudiste parar del cama, sigue siendo un buen progreso, pues es un paso en la dirección correcta.

6. Ya que las medicinas hicieron su efecto, tengo más claridad para identificar mis fortalezas, lo que me gusta hacer y me hace sentir bien. Cuando antes no podía pensar en nada que tuviera que ver con mi trabajo, hoy ya regreso con otra mentalidad. Cuando mi depresión me hacía pensar en que era un fracaso rotundo y no merecía nada, hoy valoro mi creatividad y mis capacidades para lograr metas (aunque éstas todavía sean pequeñas).

7. La recuperación no es posible sin ayuda. ¡Necesitas apoyo y más apoyo! Ya sea que te ayudes con un psiquiatra, psicólogo, life coach, mentor, gurú, chamán… o como le quieras llamar, es indispensable trabajar con un especialista para saber bien qué si nos funciona y que no. Para identificar nuestros retos y poder trabajar en ellos y superarlos. Vivir con una enfermedad mental es una batalla diaria. Yo creo que los traumas realmente nunca se superan, pero la terapia ayuda a que desarrolles una nueva perspectiva que ya no te afecta tanto como antes.

8. Otra lista (soy la reina de las listas). ¿Qué puedo hacer para mi salud física hoy?, y ¿qué puedo hacer para mi salud espiritual hoy? Estas son preguntas que me ayudan todos los días a mantener una constancia en el ejercicio físico. Hoy ya puedo ver lo importante que es moverme, aunque no siempre lo haga. Así sea que sólo saqué a mi perrita a pasear, o que haga una clase de pilates, reconozco que me hace sentir muy bien después. Lo mismo con el espacio que busco durante el día para hacer respiraciones y para meditar. Escribir y leer es bastante terapéutico para mí. Lee, lee, y después lee más.

9. Este yo creo que es el punto más duro de la lista. Aceptar que en la vida hay setbacks. Así como puedes tener una semana perfecta, la que sigue puede ser un desastre total. No estamos exentos a lo que pasa a alrededor que afecta nuestra salud mental. Todavía no sé como prepararme para esto, lo que he observado que me funciona es hacer pausa, cerrar los ojos, respirar profundo e ir poco a poco viendo lo que está en mi control y que si puedo solucionar. Hay días que lavar los platos o limpiar mi casa es lo que puedo controlar en ese momento, y eso hace que olvide de lo que me causa ansiedad. Descansar de las plataformas sociales ayuda.

10. Compasión radical en uno mismo. Sé compasiva contigo misma. Estás haciendo lo mejor que puedes en este momento. No te tortures hablándote feo. Date el permiso de llenarte de amor propio. Olvídate de la culpa porque no es tu culpa.

11. No olvides tomar tus medicinas. Nunca debes de dejar de tomar un antidepresivo/ansiolítico de un día para otro. Los síntomas de abstinencia son fuertísimos; pueden ser mortales. El plan de medicamentos con tu doctor es crucial y que lo sigas al pie de la letra hasta nuevo aviso. Nunca te automediques y descansa un rato del alcohol.

12. Errores durante el proceso vendrán. Somos humanos, es normal cometer errores y optar por aprender de ellos. Al principio me costó mucho trabajo atender a mi perrita y me hacía sentir culpable que no estaba al cien para hacerlo. Cometí muchos errores, hice a medias mi trabajo, pero ya no me culpo, mejor aprovecho y disfruto cada segundo que tengo con ella. Agradezco todos los días que ya puedo estar más presente con lo que necesita, y que ella fue la que me salvó en mis momentos más oscuros.

13. Por último, celebra cada paso que des. Reconoce lo que haz logrado. Abrázate por llegar a donde antes te resultaba imposible. Hace unos meses no podía ni pensar en hacer mi rutina de ejercicio, no podía pensar en hacerme de comer, no podía ni bañarme porque sabía que no iba a salir… El hecho de que hoy ya pueda hacer mi normalidad con gusto y con energía es un paso gigante.

Sé que la recuperación puede tener momentos incómodos, de miedo, de confusión, de efectos secundarios, de soledad, de enojo, de frustración, de obligación,… be kind to yourself. Me ayuda pensar que a lo mejor todavía no estoy en donde quisiera estar, pero sin duda ya no estoy donde estaba antes. ¡Tú tampoco!

Con cariño,

Pame

Pame Clynes