El lado oscuro de los efectos secundarios de los antidepresivos

¿En qué momento mi casa se convirtió en una farmacia? No saben la cantidad de medicinas que probé para tratar la depresión y mi trastorno de ansiedad. Antes de entrar a fondo con el tema, me gustaría recordarles que cada cuerpo y cada mente son únicos. Los tratamientos que a mí me sirvieron pueden no funcionar de igual manera en otra persona, y viceversa. Mi intención no es asustarlas, o querer satanizar a los antidepresivos. ¡Yo los tomo! Me salvaron la vida. La intención de compartir mi experiencia con estos es darles más información que normalmente no conocemos, e invitarlas a practicar la paciencia y la autocompasión.

Bueno, aclarando esto, les platico primero que vi a tres psiquiatras antes de encontrar al bueno. Es normal si no encuentras un doctor con el que hagas click de inmediato. Pueden ser buenas personas, excelentes doctores pero si no hay química, la relación médico-paciente no funciona.

El primer psiquiatra que vi se dedicó toda la sesión a poner entre comillas mi depresión

Cada vez que el usaba la palabra depresión, la ponía entre comillas. Mientras él hablaba yo no lo estaba escuchando, no podía dejar de cuestionarme las razones por las que hacía eso. ¿Será que no cree en que estoy deprimida? ¿Será que es de los doctores que no creen en las enfermedades mentales? No supe, lo único que hice fue darle las gracias y ya no regresé.

El segundo psiquiatra

que me recomendaron me dijo que no mi depresión no estaba tan grave como para medicarme, que probara mejor otras maneras de tratarla, como la hipnosis, la homeopatía y la terapia cognitiva conductual. Estas tres son muy buenas herramientas, que además ya he probado en el pasado y me gustan, pero en esta ocasión, mis pensamientos suicidas estaban al tope, y mi intuición me dijo que si necesitaba medicarme. Una vez más dije gracias y no volví.

Con el tercero tuve más sesiones

Me cayó muy bien al principio, me explicó con peras y manzanas como funciona - o más bien - no funciona bien cerebro deprimido. Contesté un sin fin de cuestionarios y en base a eso me empezó a medicar. El primer antidepresivo que me recetó es uno que se llama Bupropíon, en México, la marca más común se conoce como Bipitrek. Bueno, pues, les platico que me fue fatal con este medicamento. A la par me recomendó también Pregabalina (Lyrica) para tratar la ansiedad. El combo de estas dos me causaron más depresión y más ansiedad de la que ya tenia. Estuve cuatro semanas tomándolas, sabiendo que los efectos secundarios son parte del proceso, aguantando y tratando de tolerarlos, hasta que troné. La razón por la que no las dejé antes es porque el efecto de los antidepresivos pueden llegar a tardar entre 8 y 12 semanas. Yo no sabía si después de un tiempo ya me iba a sentir mejor.

La siguiente sesión llegué enojada, con él y conmigo misma. Le pedí que me quitara estas medicinas y me diera otra cosa. Así fue como probé la Desvenlafaxina. La marca popular se llama Pristiq. Me acuerdo que no me fue tan mal como la primera, pero si estuve con un constante mareo. Como cuando te bajas de un barco y todo se sigue moviendo. Así estaba todo el tiempo. En este periodo me entró mucha paranoia y estaba muy vulnerable. No confiaba en nadie. Me llegaron muchos pensamientos sobre como cuando alguien está en ese estado es muy fácil abusar de la persona. Creía que el doctor me estaba recetando los medicamentos equivocados a propósito para que le siguiera pagando. Aunque igual y no es cierto, así es como mi cerebro operaba en ese momento. Le di un chance más, esperé otras seis semanas a ver si notaba mejoría, y nada. Seguía igual. Cuando decidió darme una dosis alta de clonazepam (Rivotril) para la ansiedad fue cuando otra vez mi intuición me frenó. Algo me incomodó y dije adiós.

Cuando conocí al cuarto y con el que estoy todavía me di cuenta porqué con los pasados no funcionó

Es súper importante que haya química, que te sientas escuchada, que te sientas cómoda y sobre todo que confíes en esa persona. De alguna manera volví a empezar de cero con él. Nuevas medicinas, empecé con la Venlafaxina, conocido como Effexor. Este antidepresivo ya lo había tomado antes y me funcionó, entonces fue muy claro para el doctor seguir intentando con lo que mi cerebro ya estaba familiarizado. Tardamos casi 10 meses en encontrar la dosis y el ajuste adecuado. Para tratar la ansiedad, estuve tomando Clonazepam (dosis muy bajas), junto con Escitalopram (Lexapro). Después de un tiempo me agregó un medicamento que se llama Sulpiride (Pontiride), y acabamos con otro que se llama Brexiprazol (Rexulti).

Aquí les va la lista de efectos secundarios que experimenté en todo este proceso

  • Pérdida de peso

  • Pérdida de apetito

  • Sabor metálico

  • Heartburn, combinación con el ansiólitico

  • Ansiedad

  • Palpitaciones

  • Dolores de cabeza intensos, más de mi lado izquierdo

  • Náusea

  • Mareo constante

  • Insomnio en la noche

Cuando estás cansado, te quieres dormir, tienes los ojos cerrados, pero estás completamente consciente.

  • Resequedad en la boca, como si tuviera un algodón en la boca

  • Ataques de paranoia, sentía que me perseguían

  • Pensamientos suicidas

  • Fatiga, cansancio durante el día

  • Mood zombie

  • Dificultad para organizar lo que pensaba con lo que decía, me costaba trabajo hablar

  • Anorgasmia (dificultad para tener un orgasmo)

El camino peligroso

Encontré dos razones cuando el tratamiento con antidepresivos y ansiolíticos puede ser peligroso para algunas personas.

  1. El hecho de que el efecto sea muy tardado, repito, normalmente empiezas a notar una diferencia entre 8 a 12 semanas, es un factor por el que mucha gente los deja de tomar. Es muy fácil querer tirar la toalla por no sentir mejoría rápido. El problema de dejar ciertos medicamentos de un día para otro es peligroso para la salud, y muchas personas no lo saben. Los síntomas de abstinencia te pueden mandar al hospital. Pueden ser mortales.

  2. La continuación del punto uno es la relación que existe con el desarrollo de una adicción de otras sustancias como sustituto al antidepresivo, como el alcohol y las drogas ilícitas que sí logran un efecto satisfactorio inmediato, con la combinación de las pastillas recetadas como el Clonazepam (Rivotril), también popularmente conocido como Benzos -el apodo viene por su nombre: Benzodiazepinas- juntos son el resultado de una sobredosis.

    Hoy en día los Benzos representan la nueva crisis de opioides en el mundo, ya que su nivel de adicción es altísimo; sujeto a la automedicación. Es muy común que la persona vaya aumentando su dosis sin el consentimiento de un médico, y una vez más, los síntomas de abstinencia representan un impacto negativo (en ocasiones mortal) para la salud.

Como les dije al principio, comparto esta realidad porque me parece importante que tengamos toda la información necesaria para atender nuestra salud mental de la mejor forma posible. Los antidepresivos y la terapia son los tratamientos más recomendados para tratar las enfermedades mentales, pero hoy en día, existen otras alternativas también. Hay personas que no necesitan medicamentos y encuentran otras formas para salir adelante. ¡Es válido! Las experiencias de cada quien son únicas, yo sólo estoy compartiendo la mía.

Si alguien me dice que trató su depresión solo con empezar a correr y entrenar para maratones, le creo.

Si alguien me dice que trató su depresión con estimulación magnética transcreanal, le creo.

Si alguien me dice que trató su depresión con microdosis de hongos (psilocibina), le creo.

Si alguien me dice que trató su depresión con ayahuasca, le creo…

Pero, en ambientes controlados, de la mano de expertos. Ojo, también hay mucho charlatán allá afuera.

En una nota positiva, recuerden que esto también es temporal. Aunque no haya cura, sí hay recuperación. La recuperación es un proceso en el que se requiere tiempo, paciencia y trabajo. Estoy viva para contarlo.

Con cariño,

Pame

Esta publicación, así como todo el contenido en este espacio, es completamente informativo, es decir, no tiene la intención de sustituir atención médica. Este espacio no ofrece asesoramiento médico personal. Las acciones médicas son responsabilidad de cada quien.

Pame Clynes