Cuando quieres tirar la toalla

Como nos pasa a todos, hay momentos en la vida en que quieres tirar la toalla. Ganas no me faltan de mandar todo a la goma y desentenderme del mundo. Sueño con vivir en la playa y vender cocos y hacer productos a base de aceite de coco. Algún día será.

Desde que empecé con la vulvodinia, estos momentos grises invaden mi cabeza muy seguido. A veces es porque no aguanto el dolor, me quejo y pienso en lo injusto que es padecer de esto. Luego me calmo porque sé que hay peores cosas, pero también es válido sentirse así. Otras veces, quiero tirar la toalla con este proyecto porque sigo topándome con un rechazo enorme de parte de la comunidad médica en México.


Hace más de cinco años me encontré con doctores que no sabían lo que tenía, no me daban respuesta ni un diagnóstico asertivo. Algunos ni siquiera conocían sobre la vulvodinia. Hoy ya están más conscientes y saben de que existe, pero sigue sin reconocerse como una condición ginecológica en nuestro país. Palabras textuales de un ginecólogo del ABC de Santa Fe. "La realidad es que no estamos capacitados ni especializados para tratar a las mujeres con vulvodinia. En el grupo rezamos porque no nos lleguen mujeres como tú, porque no sabemos qué decirles". Salí con el llanto en la garganta del consultorio.

Ahí es cuando me di cuenta que la especialidad de la mayoría de los ginecólogos en México es la obstetricia. Y, ¡qué bueno!, porque gracias a eso los bebés de mis amigos están sanos y hermosos. Pero, mi pregunta es porqué no hay médicos que se interesen en la disfunción vulvovaginal de la mujer. Pienso en miles de respuestas, pero la que más me hace ruido, en lo personal, es el sexismo presente. Volvemos a lo que ya les había comentando en otro artículo, sobre los casos de estudio clínico que tiene Pubmed de disfunción eréctil vs. los de vulvodinia. 1954 casos en el primero contra 43 en el segundo.


Otra respuesta es que se sigue pensando en la vulvodinia como un tema de trauma psicológico o algo emocional. Estoy empezando a cuestionarme si realmente vale la pena todo el desgaste que produce tocar puertas que no se abren, y las que se abren te las cierran en segundos. Nadie dijo que esto iba a ser fácil, yo sé. Hay que seguir tocando puertas y se tiene que tener mucha paciencia, eso tengo que trabajarlo. Aún así, a veces rezo por ese trampolín, ese shortcut mágico que te soluciona por lo menos un problema.


Cuando voy a los consultorios de los doctores me siento como las señoritas de ventas de farmacéuticos, esperando con mi maletita a ver si les interesa o no lo que les tienes que decir. La verdad sí me canso mucho, a veces me siento esperanzada y a veces no paro de llorar. Obviamente no voy a tirar la toalla, y cada vez que recibo mensajes de mujeres de todos lados del mundo, inmediatamente sonrío y regreso al propósito inicial. ¡Nos quiero ayudar!, y aunque me tarde 20 años, sé que lo voy a lograr.

Lo que sí es que estoy en un remolino de emociones, por lo que por el momento quiero sólo enfocarme en la labor de difusión. A eso me dedico realmente. A comunicar. Igual y la búsqueda de doctores puede esperar unos años más. A lo mejor en un futuro, ese doctor increíble especializado en vulvodinia me va a encontrar a mí. ¡Pongan changuitos!

Pame Clynes