Pensé que me iba a morir (de verdad) con mi primer orgasmo. No sabía si era normal lo que estaba sintiendo.

Vengo de una familia católica y conservadora, por lo que fui en escuela católica de puras niñas. Algo que se me quedó muy grabado, y me generó un poco de trauma, pues estaba muy chica, fue cuando las monjitas nos decían que teníamos que cerrar nuestras piernas todo el tiempo, porque si no el diablo se nos iba a meter. Vivía aterrada ya que usábamos uniforme de falda, entonces me acuerdo de permanecer todo el tiempo con mis piernas juntas. Creí en la historia del diablo.

Nunca nos hablaron de sexo, ni nada que tuviera que ver con nuestra sexualidad. La clase de educación sexual que nos dieron fue en tercero de secundaria, y fue una clase muy por encima, nada profundo. Muy enfocada en la protección. Jamás nos mencionaron nada de vernos en un espejo, de auto explorarse, de conocer nuestros cuerpos… lo que resultó en sentirme culpable de verme.

En mi cuarto tenía imágenes de Cristo, y sentía que él me veía, y que lo estaba haciendo estaba mal. De hecho, la primera vez que me masturbé fue a los 18 años. Cuando tuve un orgasmo pensé que me iba a morir en serio, porque no sabía lo que estaba sintiendo, no sabía si era normal.

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Ya después yo sola me puse a leer, a investigar sobre la sexualidad y el sexo. En mi grupo de amigas de esa escuela, era un tema que no se tocaba, nadie lo hablaba. De hecho, la mayoría de ellas nunca ha tenido un orgasmo porque no se han tocado ellas mismas. Siguen con la creencia de que masturbarse está mal.

La masturbación no es solo para tener un orgasmo y ya, es para conocerte y descubrir el placer en diferentes formas. Solo el 15% de las mujeres pueden tener un orgasmo con la penetración, el 75% necesita estimulación en el clítoris. Pienso que se necesita crear consciencia de que la masturbación femenina es algo real, normal, parte del ser humano y es esencial. Sin duda, urge atacar ese tabú.

#MujeresRompiendoEstigmas

Proyecto en colaboración con Ferox MX

Retrato por Quique Motte


Esta historia es de:

Daniela Trujillo

26 años

Project Manager de una aceleradora de empresas sociales y ambientales

Pame Clynes