Testimonio desde Madrid

Soy Fabiola y tengo 22 años. Realmente no recuerdo vivir sin molestias en mi vulva. Desde chica me molestaba el uniforme del colegio, que tenia la tela gruesa y como a rayas. Hacía mucho deporte en esa época y era imposible usar tampones en las competencias. Así que tenia que ingeniármelas para que nadie se diera cuenta de que usaba compresas o toallas sanitarias. Evitaba ponerme jeans o ropa incómoda, me dolía al masturbarme y claro, me dolía cuando empecé a tener relaciones sexuales. A veces me iba bien y otras fatal.

A los 18 años fui a ver a una ginecóloga que me recetó unos óvulos (que no pude ponerme por el dolor) para infección, asumiendo que de ahí venían los síntomas. Me dijo que mi vagina era pequeña, y me lo creí porque claro, qué iba a saber yo. No fue hasta hace un año y medio que me planteé buscar otra solución, pues con la pastilla anticonceptiva aumentó mi sensibilidad al dolor, y el sexo ya era casi imposible. Me daban infecciones de vías urinarias, pero no daba positivo en las pruebas de candidiasis o infección vaginal. Probé todos los tratamientos del mercado, desde cremas hasta pastillas, y nada daba solución.

Visité a 12 ginecólogos de 3 lugares de España diferentes, y en dos ocasiones me dijeron "pues no sé qué decirte". Otros sólo mencionaron que me lavara con manzanilla y ya está. Gracias a que leí un artículo de Vice en donde una chica recomendó a un doctor, ese mismo día pedí cita. Por fin me dieron un diagnóstico de vulvodinia (en la zona vestibular), y ya estoy en el proceso de tratamiento y revisión.

Es triste que en España no se puedan encontrar médicos que traten esto, y que muchas parejas sexuales o ginecólogos no se pongan en el lugar de la mujer al sentir dolor. Por otro lado, me alegro de haber sufrido de esto toda la vida porque así al tenerlo normalizado no me ha afectado tanto emocionalmente.


Desde aquí, mucha fuerza a todas las demás mujeres que también padecen de vulvodinia.