¡Cumpliendo 7 años con vulvodinia y los quiero celebrar!

El tiempo es relativo, es extraño y es misterioso. A veces no me la creo que ya pasó todo este tiempo, y el camino tan difícil y retador que he recorrido. A veces siento que siete años es muy poco por lo rápido que se han pasado, y a veces siento que siete años es muchísimo por todo lo que se ha logrado para difundir, y para hacer conciencia sobre esta condición de dolor crónico en la vulva. Lo que antes no se hablaba, hoy ya está teniendo un reconocimiento gracias a las semillas que muchos hemos ido plantando y cosechando.

Reconozco que siete años han sido muy enriquecedores para mí, para conocer más a fondo sobre la vulvodinia, y para conocer más a fondo sobre mi cuerpo. No estaría dónde estoy hoy sin el apoyo de mi familia y amigos, sin el recurso de una bibliografía muy poderosa, sin el apoyo de la National Vulvodynia Association (NVA), así como el de médicos y especialistas en desórdenes vulvovaginales que cada vez más se están dando a conocer. La mayoría atienden en Estados Unidos, pero sí quiero darles un fuerte reconocimiento a las fisioterapeutas de piso pélvico que tenemos en México.

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Hace siete años no sabía lo que era vulvodinia, y nadie en México tampoco.

-Hace siete años empecé con mis síntomas de ardor e irritación en mi vulva.

-Hace siete años creía que era la única mexicana con vulvodinia.

-Hace siete años nadie en México me supo decir nada sobre este padecimiento.

-Hace siete años los ginecólogos que me atendieron no tenían la vulvodinia en su radar, ni la palabra en su vocabulario.

-Hace siete años me tiraron a loca, me mandaron al psicólogo y minimizaron mi dolor.

-Hace siete años me dejé llevar por el poder masculino, y el machismo que se vive dentro de la comunidad médica, por lo que me quedé callada, me rendí, me aguanté y me sometí al pensamiento de que yo me estaba ocasionando el dolor.

-Hace cinco años me fui de mi país, me fui a Miami donde me dieron un diagnóstico certero y los tratamientos adecuados para tratar la Vulvodynia.

-Y, hace dos años empecé @peacewithpain en Instagram, y solamente había otra cuenta de una mujer estadounidense, haciendo conciencia sobre el dolor vulvar. Literal éramos solo dos mujeres hablando de esto en Instagram.

No saben la felicidad que me da que hoy hay más cuentas, tanto en Instagram, como en otras redes sociales, de mujeres que están contando abiertamente sus historias: @vulvodyniaawareness, @vulvodyniaproject, @vivirconvulvodinia, @vulvodyniasupport, @vulvodiniavocenaoestasozinha, @vulvodiniabrasil, @conviviendocomavulvodinia, @meandmyv, @vulvodiniatemfim,@pain_down_there, @vulvodyniaaccessproject, @vulvodinialatinoamerica, @doernaoenormal, @theveestories, @vestibulodynia, @vestibulitis… Por nombrar algunas, pero estoy segura de que hay más, y que probablemente muchas otras se irán creando.

Desde Italia, Brasil, Singapur, Estados Unidos, España, Portugal, Inglaterra, México y muchos más países, las mujeres con vulvodinia estamos rompiendo el silencio. Así como también hay otras plataformas que están difundiendo sobre vaginismo, dispareunia (dolor sexual), endometriosis y otras condiciones de dolor pélvico que afectan la calidad de vida de las personas que la padecen.

Tristemente, hoy en día siguen habiendo millones de mujeres y de personas con vulva en todo el mundo viviendo experiencias horribles con la mayoría de los doctores. Millones de personas desesperadas que siguen sufriendo en silencio, sin que nadie las tome en serio. Pero, lo que sí les puedo asegurar es que algo está cambiando, de hace siete años a hoy hemos avanzando muchísimo, y sé que la valentía colectiva de romper este silencio ha sido la pieza clave para el principio del cambio.

#Vulvodynia, #Vulvodinia

Si entran al Hashtag #Vulvodynia, lo más seguro es que también encuentren que hay una banda de heavy metal que se llama así, pero sobresalen los miles y millones de posts que están dando información, y haciendo difusión sobre el dolor vulvar. Aunque a veces nos podemos encontrar con información errónea, insensible y falsa, de fuentes que se nota que no hicieron su tarea bien, pero lo importante es que el tema ya tiene un lugar en la mesa. Hace siete años no lo tenía en México y me atrevo a decir que en muchos otros países tampoco.

En el congreso de salud sexual que se presentó en el WTC de la Ciudad de México, vinieron unas ginecólogas de Buenos Aires y dieron simposiums sobre la vulvodinia. Para mí fue un momento muy emotivo, sin duda un paso gigante. De pensar que hace siete años ningún doctor en México hablaba de esto, y ahora ya tenemos espacios en congresos sexuales. En verdad es un gran gran logro.

¡Celebremos!

Siempre se los comento, saben que no tengo la varita mágica, que no tengo la solución para curar el dolor, pero sí tengo el poder de mi voz, si tengo el poder mis palabras para lograr un cambio. Por lo que quiero celebrarme a mí y a todas las demás mujeres que están hablando, que están exigiendo, que están luchando, que están abogando por su dolor.

Celebremos que estamos juntas en esto, que podemos salir adelante, que sí hay tratamientos que ayudan a llevar un calidad de vida digna.

Celebremos que cada vez hay más doctores y especialistas que están investigando.

Celebremos que los medios, revistas, podcasts, plataformas online… nos están ayudando.

Celebremos que hay mujeres en los gobiernos mundiales que están apoyando. En el caso de México, estoy trabajando con la Diputada Cinthia López Castro para crear una iniciativa de reconocimiento a la vulvodinia como una condición ginecológica.

Celebremos que estamos rompiendo con los tabúes sobre la sexualidad femenina.

Celebremos que estamos hablando sobre la desigualdad de género.

Celebremos que nos estamos educando más.

Celebremos a los hombres que nos están apoyando también.

Celebremos que tenemos una causa que merece ser atendida. Celebremos porque a pesar del dolor, seguimos aquí. Más fuertes que nunca. Sin desistir.

Celebremos que no estamos solas.

Celebremos la valentía de todas estas mujeres y personas con vulva que están hablando.

Celebremos esa fuerza femenina que nos define como unas guerreras.