Testimonio desde Zacatecas

Nunca había tenido ningún problema en el área genital que no fuera una pequeña infección por levaduras, que me provocó comezón en la zona, hasta septiembre del año pasado. Tengo 20 años y soy de Zacatecas, México. Todo este horrible viaje comenzó debido a la toma de corticoesteroides por una supuesta alergia a un medicamento, aunado a una depresión que me invadió al mismo tiempo. 


Los primeros síntomas que detecté fueron quemazón y cierta incomodidad al sentarme y al caminar; hasta la fecha, no puedo describir de manera “correcta” como me siento. Creo que tengo un síntoma nuevo cada día que despierto, desde sentir que la ropa interior se me pega a la piel, ardor al orinar, dolor al agacharme o ponerme en cuclillas, un dolor intenso e inexplicable si llego a sentir algún tipo de excitación, dolor al saltar, dolor al tocarme con algo de presión en la parte de la vulva… Todo esto a la novena potencia cuando estoy en mi periodo. Incluso, creo que ya llegó un punto en el que mi piso pélvico también está involucrado. 

He ido con tres médicos; dos mujeres y un hombre. La primera me dijo que no tenía nada, la segunda, en las primeras citas concordó con la primera, pero después me diagnosticó cistitis. Tomé todos los medicamentos que me prescribió y aún así el dolor persistía. Me recetaron desde Prednisona, hasta pomadas con estrógenos, lubricantes, antimicóticos y antibióticos. El tercer doctor, me dijo que tenía uretritis y dijo que debía inyectarme Dexametasona, “a ver si se me quitaba el dolor porque no tenía nada”. Mis urocultivos salen negativos, me han hecho pruebas de sangre donde todo resulta normal. Tuve que mentirles a mis padres diciendo que ya me sentía bien porque ni yo sabía lo que tenía. Lloro absolutamente todas las noches debido a la desesperación. Trato de comer sano, de hacer ejercicio y de mantenerme positiva pero hay días en los que siento que voy a terminar atentando contra mi vida porque no hallo salida. 

Hace quince días, buscando qué tipo de problema pudiera tener, me encontré con el término “vulvodinia” y así di con el video de Pame en YouTube. Me sentí aliviada, pero a la vez triste y sin esperanza al saber que puede ser que viva con este dolor e incomodidad toda la vida. Estoy yendo con un psiquiatra (por otro tipo de problemas) y con una terapeuta que ya están al tanto de mi situación. Hace tres días les conté a mi padres de ello y me mostraron todo su apoyo. Mi siguiente paso será buscar apoyo en Estados Unidos, junto con la National Vulvodynia Association. Primeramente quisiera agradecer a Pame Clynes por su valentía de contar su experiencia. Gracias a ella sé que no estoy sola, y que no estoy loca.